En los últimos tiempos, sobre
todo desde agosto de 2.014, han saltado a la opinión pública varios casos de
“secuestros” o “retenciones forzosas” de varias chicas saharauis, por parte de
sus familias biológicas en los
campamentos de Tinduf. Todas son mayores de edad. Dos de estos casos han tenido
o están teniendo una especial repercusión pública y unos debates en las redes
sociales que a veces llegan a la
irracionalidad.
Se trata de los casos de:
Mahjouba Mohamed Handidaf, que
además de ser mayor de edad, tiene nacionalidad española, y que después de dos
meses de “secuestro”, consiguió escapar de los campamentos y regresar a España.
Y de Maloma Morales de Mato, residente
en Mairena del Aljarafe (Sevilla), adoptada legalmente por su familia de
acogida, una vez cumplida su mayoría de edad, y con nacionalidad por tanto
también española.
Maloma, acompañada de su padre
adoptivo, viajó a los campamentos en diciembre pasado, para pasar unos días con
su familia biológica. Cuando se disponía a regresar fue “retenida” por la
fuerza y conducida a un lugar desconocido, sin que desde entonces se conozca su
paradero y sin que su familia española haya conseguido ponerse en contacto con
ella.
Otros casos han saltado a luz en
los últimos tiempos:
-
Daria Embarek de 25 años, residente en Tenerife,
“retenida” desde noviembre de 2.014
-
Koria Badbad Hafed , con quien su familia de
acogida de Campillos (Málaga) no ha podido contactar desde hace 5 años.
-
Nahjiba Mohamed Belkacem, con permiso de
residencia permanente en Rociana del Condado (Huelva), “retenida” desde
diciembre de 2.013
-
Y otras muchas, cuyo número resulta imposible
determinar, que están teniendo menor repercusión porque así lo han decidido las
familias de acogida, pensando que de esta manera causan menor perjuicio a las
afectadas.
La asociación Estudios en Paz,
que desarrolla el Proyecto Madrasa en Aragón y que por tanto tutela el
acogimiento por estudios de casi 30 chicas y chicos saharauis, por parte de
familias aragonesas, se siente concernida por este grave problema, y en
consecuencia considera necesario manifestar su opinión al respecto, intentando
aportar algunos elementos a la reflexión y contribuir de esta manera a su
solución.
Actualmente existe el proyecto
Madrasa, elaborado por el ministerio de Educación Saharaui y desarrollado por
diversas asociaciones españolas, en estrecha colaboración con las autoridades
saharauis y en el marco de la legislación española. Este proyecto permite que chicas y chicos saharauis, que en su gran
mayoría vienen a España con el programa Vacaciones en Paz, puedan venir a
estudiar a nuestro país, con familias de acogida, siempre de forma organizada,
con la seguridad de que todos los veranos volverán a los campamentos y garantizándoles
medios suficientes para que no pierdan el contacto con sus familias ni sus
raíces y cultura.
En cambio, en el pasado algunos
de los niños y niñas que venían de Vacaciones en Paz, una vez cumplidos los 12
años, se quedaban en España de forma “irregular”. Eso siempre sucedía, no solo
con el acuerdo y la complicidad de las familias biológicas, sino a petición
suya, porque pensaban que aquí iban a tener unas mejores condiciones materiales
de vida y más posibilidades para estudiar. Se quedaban en unas condiciones,
desde el punto de vista legal, que no les permitían viajar a los campamentos a
visitar a sus familias durante años, salvo que decidieran ir para no volver.
Todo esto seguro que ha creado
problemas de arraigo y desarraigo, de afecto, de identidad, problemas de todo
tipo, que como todos los que padece el pueblo saharaui, conviene recordarlo,
son consecuencia de la ocupación ilegal del Sahara Occidental por parte de
Marruecos desde hace 40 años.
Pero eso que ocurría en años
pasados, ¿significa que ahora, cuando esa chicas han conseguido la
documentación necesaria para poder viajar a visitar a sus familias biológicas,
cuando han conseguido incluso la nacionalidad española, cuando llevan años
viviendo con su familia de acogida, cuando, sobre todo, son mayores de edad
para poder decidir libremente sobre su futuro, puedan ser “retenidas o
secuestradas” (el término es lo menos importante) por sus familias biológicas, en
razón de determinadas tradiciones o culturas por muy respetables que estas
puedan parecer?
¿Por qué se pretende por parte de
esas familias biológicas resolver unos problemas que vienen del pasado creando
otros problemas mayores, privando de su libertad más elemental a personas
adultas, causándoles además un dolor que si a algo puede contribuir es a crear
un rechazo de todo aquello que se les intenta imponer?
¿Por qué ocurre esto sin que las
autoridades del Frente Polisario hagan lo necesario para solucionar el
problema, salvo quizás en los casos de Mahjouba y Maloma porque tienen nacionalidad española, sin que
prácticamente hayan movido un dedo por el resto?
¿Por qué esto sucede especialmente
con las mujeres? ¿Por qué las mujeres son diferentes, siempre inferiores a los
hombres, sobre todo en un estado que se dice progresista y democrático?
Porque la realidad es que en
todos los casos, la fuentes próximas al F.P., incluyendo la Unión Nacional de Mujeres
Saharauis, presentan el tema como casos puntuales de disputa entre dos
familias, la de acogida y la biológica, obviando incomprensiblemente que se
trata de mujeres mayores de edad, a quien no se les reconoce el derecho a decidir
sobre su vida y su futuro, argumentando en muchos casos que entre los saharauis
la mayoría de edad no existe para las mujeres.
En la asociación Estudios en Paz
conocemos y respetamos las diferencias culturales existentes entre la sociedad
saharaui y española, pero tanto la Declaración Universal
de los Derechos Humanos como la propia Constitución Saharaui, reconocen el
derecho de todas las personas a la libertad individual. Ninguna costumbre o
tradición puede estar por encima de los DD.HH. No se pueden concebir los
Derechos Humanos colectivos si no se respetan los Derechos Humanos Individuales.
En lo que a la asociación Estudios en Paz compete, no va a regatear esfuerzos
para que los chicos y chicas mantengan sus raíces y cultura, igual que va a
hacer todo lo posible por educarles en valores tan importantes y universales
como la tolerancia, la libertad y la igualdad.
Instamos a las autoridades
saharauis y a las asociaciones solidarias con el Sahara a difundir, fomentar y desarrollar
el proyecto Madrasa que, sin representar la solución ideal a todos los
problemas, sí garantiza la posibilidad de formar chicos y chicas en España, sin
que se produzcan separaciones prolongadas de las familias biológicas y de su
cultura, más allá de lo estrictamente indispensable para el buen fin de su
formación.
Instamos igualmente a las
autoridades saharauis a que pongan fin a estas retenciones y dejen de eludir su
responsabilidad, escudándose en la idiosincrasia de cada una de las familias.
Resulta inaceptable que, a estas alturas, ningún miembro destacado del gobierno
de la RASD se
haya puesto en contacto directamente con las mujeres afectadas para conocer
cuál es su situación y su opinión.
Exigimos del gobierno español que
el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación despliegue toda su capacidad
diplomática para hacer posible que se respete la decisión de estas mujeres
respecto de su futuro, especialmente en el caso de Maloma, al tratarse de una
ciudadana española.
Exigimos sobre todo de este
gobierno y del futuro, que asuma su responsabilidad histórica respecto de su
antigua colonia y haga valer en el ámbito internacional su voluntad de respetar
y hacer respetar las resoluciones de Naciones Unidas, haciendo posible que el
pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación.
Aprobada en la Asamblea Ordinaria
de la asociación Estudios en Paz, celebrada en Huesca el 12 de marzo de 2016.
Posteriormente esta resolución ha
sido igualmente aprobada por la Asociación
ALOUDA (Huesca)